viernes, 1 de julio de 2011

Diálogo real, diálogo cinematográfico, diálogo teatral de Jean – Claude Carrière


            El diálogo de cine, contrariamente a lo que se piensa, está muy alejado de la realidad. Es, por ejemplo, mucho más breve, mucho más concentrado. A menudo, y eso es lo que prefiero por encima de todo, este diálogo es indirecto, no aborda la situación directamente, parece hablar de otra cosa. Recuerdo por ejemplo la escena llamada “comida china”  en La piscina, de Jacques Deray. La situación es extremadamente tensa, pasan muchas cosas entre los personajes, y sin embargo no se hablan más que de alimentación oriental.
Me gusta ese diálogo alusivo y rápido. Desconfío de los encadenamientos de réplicas que están allí, como en el teatro burgués tradicional, sólo para llevar a una palabra más o menos divertida. Desconfió también de las máximas, de las frases fuertes, de las fórmulas y en general de la literatura.
Quizás sea por todos estos preceptos que se decían en esa época que el diálogo de L´ aide-mémoire parecía ser de cine.
De hecho, las distinciones no son tan rotundas; un diálogo de teatro está también alejado de la realidad, aunque de otra manera. Lo que importa ante todo es ser auténtico, es que el movimiento de la escena obedezca a los deseos, a los sentimientos, a la verdad más o menos consciente de los personajes.
Es precisamente eso lo que no podemos aprender.
Un buen diálogo no se hace notar. Entramos a él sin ningún esfuerzo. Como el ruido de un molino para el molinero: lo escucha solamente cuando se detiene.


Extraído de Jean- Claude Carrière, “La forma del guión”  en Antes que en el cine, entre la letra y la imagen: El lugar del guión. Pág.91. Comp. Carlos Gamerro y Pablo Salomón    

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