viernes, 1 de julio de 2011

Lo justificaremos con una frase del diálogo de François Truffaut


Hay cosas hermosas en I confess.
Hay una escena específicamente hitchcockiana, la del desayuno, cuando la mujer de Otto Keller sirve el café a todos los sacerdotes y pasa una y otra vez detrás de Montgomery Clift, cuyas intenciones intenta adivinar. Tras el diálogo anodino de los sacerdotes que hablan de cosas, ocurre realmente algo entre Clift y esta mujer, y todo se comprende gracias a la imagen. No conozco ningún otro director que sepa hacer esto o ni siquiera intentarlo.
A.H.: ¿Quiere decir que el diálogo dice una cosa y la imagen otra? Este es un punto fundamental de la puesta en escena. Me parece que las cosas ocurren a menudo así en la vida. Las personas no expresan sus pensamientos más profundos, tratan de leer en la mirada de sus interlocutores y, con frecuencia, intercambian palabras triviales mientras intentan adivinar algo profundo y sutil.
F.T.: Por eso me la impresión de que en algunos aspectos es usted un cineasta profundamente realista.

***

F.T: Desde el punto de vista, la expresión del film es excelente. La cámara se pasea por el patio adormecido y va a recoger el rostro sudoroso de James Stewart, luego recorre su cuerpo hasta la pierna enyesada, sigue hasta una mesa en la que se ve el aparato fotográfico roto y un montón de revistas y, en la pared se ven fotos de coches de carrera en plana acción. En este primero y único movimiento de cámara, sabemos dónde estamos, quién es el personaje, cuál es su oficio y lo que le ha sucedido.
A.H.: Es la utilización de los medios que posee el cine para contar una historia. Esto me interesa más que si alguien pregunta a Stewart:” ¿Cómo se rompió la pierna?” Stewart contestaría:”Tomaba una foto de una carrera de automóviles, una rueda se soltó y me ha herido” ¿No es eso? Sería una manera vulgar de tratar la escena. Para mí, el pecado capital que puede cometer un guionista es que, cuando se discute algún problema, lo escamotee diciendo:”Lo justificaremos con una frase del diálogo debe ser un ruido entre los demás, un ruido que sale de las boca de los personajes, cuyas acciones y miradas son las que cuentan una historia visual.
      
Extraído de François Truffaut,  “La forma del guión”  en Antes que en el cine, entre la letra y la imagen: El lugar del guión. Pág.94-95. Comp. Carlos Gamerro y Pablo Salomón.    

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